Bahía de Halong, Vietnam, un paraíso terrenal

La Bahía de Halong, Vietnam, no se parecerá a ningún otro lugar en el que haya estado. Este deslumbrante paraje natural se descubrirá ante usted nada más alcanzar el embarcadero de Baichay, mostrándole un laberinto de islas, islotes y cuevas inabarcable en un solo vistazo.

Sin duda alguna, la mejor manera de visitar y ver las maravillas de este lugar es embarcarse en un crucero en una de las tradicionales embarcaciones de junco, desde la que podrá incluso pasar una noche navegando entre las casi 2.000 islas que le dan la forma a la Bahía de Halong y las otras 2.000 que emergen del mar según se avanza hacia la costa china.

El origen de la Bahía de Halong se remontan a hace más de 250 millones de años. Es una de las razones, pero no la única que ha llevado a que este bello paisaje haya sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y elegido una de las Siete Maravillas Naturales del Mundo.

Aunque la formación de este lindo paraje se debe a eventos naturales, más interesante resulta la leyenda local que da una explicación a su existencia. Según ella, hace mucho tiempo, durante una de las guerras que los vietnamitas libraron con sus vecinos chinos –que han intentado conquistar el país en numerosas ocasiones- los dioses enviaron a una familia de dragones en ayuda de las tropas de Vietnam. Estos, en vez de escupir llamaradas de fuego, lanzaron joyas y jade. Por ello, el escenario de la batalla se terminó convirtiendo en una lámina de aguas verdosas como el jade salpicada de miles de islas e islotes de piedra caliza cubiertos de una exuberante vegetación que hoy es la Bahía de Halong.

Independientemente de los cuentos populares, lo cierto es que el laberinto de agua y tierra que es la Bahía de Halong ha ayudado en numerosas ocasiones a los vietnamitas a detener el avance de sus enemigos.

Volviendo a su placentero crucero, de todas las formaciones que podrá ir encontrando sólo 989 tienen nombre, algunos derivados de la forma que tienen como el “gallo de pelea" , las “rocas que se besan" , o la “cabeza humana" .

Además de la belleza de su paisaje, destacan la gran variedad de especies animales y vegetales que crecen en estas islas –la mayoría están deshabitadas-. Iguanas, monos, antílopes, y diversas aves y más de doscientas especies de peces pueblan este rincón natural sin igual. También podrá disfrutar de la vista de sus numerosas cuevas, entre las más famosas están Hang Sung Sot (cueva del aturdimiento), que destaca porque en su interior se encuentra una roca en forma de miembro viril; Hang Dau Go (cueva de la Madera Escondida), que sorprende por su tamaño, su estado de conservación y el espectacular mirador que ofrece unas asombras vistas sobre la bahía; Hang Thieng Cung (gruta del Palacio Celestial) y Hang Trong (cueva del Tambor).